Reseña de «¡Llévame contigo a Afganistán!», de Lorenzo Chaparro
EditoraliaLiteraturaReseñas 19 julio, 2019 editoralia 0
¡Llévame contigo a Afganistán! (Editorial Mirahadas) es el cuarto libro publicado por el autor madrileño Lorenzo Chaparro y su tercero de relatos después de YouTo be or not YouTo be. Prácticamente en toda su obra, especialmente en esta que reseñamos, hemos tenido la sensación de que este escritor, nacido en el siglo XX, se expresa quizá como una forma de refugio cuando el mundo se pone demasiado serio. Algo que necesitamos para compensar el carácter formal y circunspecto de la sociedad con humor.
«La vida es un cuento lleno de furia y ruido que no significa nada, contando por un idiota… con un smartphone en la mano». (Shakespeare-Chaparro)
Lo primero que nos llama la atención de este libro es su título, ¡Llévame contigo a Afganistán!, en el que se deja intuir el tono, en cierto modo, irónico que contiene la obra. ¿Quién querría ir a Afganistán teniendo en cuenta la situación actual existente en ese país? Lorenzo Chaparro se apodera de nuestra mirada hacia lo que viene después: una serie de relatos en clave de humor que siguen la misma tónica que el título.
«—¡No hay dónut que valga, que luego no cenas!
—¡Pues Quique está comiendo!
—Quique, ¿qué te estás metiendo en la boca? ¡Aaaaah, una cucaracha! ¡Qué asco! (Argumento para una novela: “El protagonista se despierta una mañana y descubre que se ha convertido en un insecto”. No me gusta. Es completamente absurdo. Nadie lo leería. A la papelera».
En el conjunto de dieciséis historias que conforman esta obra se tratan diferentes temáticas y géneros como, por ejemplo, el caso del robo de la Virgen de la Manzana en medio del Oeste, la imposibilidad de entregar unas pizzas sin gluten por parte de un repartidor o la fobia incontrolada que le tiene un personaje a una letra concreta del alfabeto entre otras situaciones rocambolescas.
«Mi fobia se manifiesta no solo al ver impresa la letra G, como he dicho antes, sino también al pronunciarla o escucharla. Y de nuevo, el lector se preguntará cómo puedo dictar a mi secretaria sin articular la letra en cuestión. Muy fácil. Cuando dicto a Marta, mi secretaria, sustituyo por la G por la J».
A pesar de lo que se pueda inferir en citas como lo anterior, en ¡Llévame contigo a Afganistán! todo parece normal, al menos en un primer momento, hasta que finalmente surge un acontecimiento que desmonta todo lo que el lector creía que era una verdad irrefutable en el transcurrir de los hechos de cada historia dejándolo boquiabierto. Con todo esto, el autor provoca la risa en el lector, pero también la introspección. Porque no solo se trata de hacer reír.
«El humor es solo un ingrediente. Por poner el ejemplo de una tarta, el humor sería el azúcar, pero sin olvidar otros muchos ingredientes, que hay que saber dosificar y aportan lo necesario para dar forma al conjunto, y poder saborear la tarta sin que llegue a resultar empalagosa».
En este sentido, todo está construido para que las piezas del entramado narrativo no solo funcionen como algo más que meros instrumentos discursivos, sino también para que los textos resulten interesantes sin salirse de su humor tan característico.
Su narrativa, que nos invita a pensar más allá, actúa de manera concomitante con su forma de entretener al lector. Porque, al fin y al cabo, esa es la fórmula mágica que, para nosotros, ha de tener un libro: entretenimiento y reflexión, tal y como leemos en el relato What a wonderful world.
En las historias de Lorenzo Chaparro existe la dosis exacta de humor sin llegar a la parodia o a la exageración. En cada una de ellas, la conclusión es clara: nada es lo que parece. Los finales tergiversados, dados la vuelta, incurren de manera sorpresiva en quien los lee.
Sus personajes se ven inmersos en escenas cotidianas para, acto seguido, verse alejados de esos lugares comunes a través del ingenio, como ocurre en El pan nuestro de cada día.
En definitiva, Lorenzo Chaparro logra llegar al lector a través de discursos llenos de frescura e innovación literaria. El autor madrileño encuentra agilidad en sus relatos a través del lenguaje y de la puntuación. En ellos, existen muchos diálogos que constituyen la base tanto de sus historias como de sus personajes y que también ayudan al fluir rápido y dinámico de su ficción.
En la sociedad de hoy en día buscamos lecturas que nos ayuden a soportar el ritmo vertiginoso al que nos enfrentamos todos los días. Por eso ¡Llévame contigo a Afganistán! es un libro ideal tanto para leer mientras vas al trabajo entre estación y estación de metro como para hacer de ellos una lectura intensa en el sofá de casa.
Un libro que invita a la diversión pero también a la observación de las pequeñas cosas que pueden ocurrirnos a todos, y en donde siempre habrá un lugar común.
- Nombre: Lorenzo Chaparro
- Género: Humor
- Bio: Llamadme Lorenzo. Hace ya algunos meses -no importa cuántos exactamente-, con algo de tiempo y nada de particular que me interesara en internet, pensé en darme una vuelta por la parte literaria del mundo y me puse a escribir un libro que despertaran la sonrisa del lector. Cada vez que la boca se me tuerce en una mueca amarga al ver el telediario; o abro el buzón y veo propaganda para unas elecciones; o me sorprendo frente a una librería imaginando algún libro mío en el escaparate; y, sobre todo, cada vez que me siento dominado por la ira de Michael Douglas en Un día de furia al abrir el periódico, es cuando comprendo que ha llegado la hora de volver a escribir lo antes posible. Escribir es para mí el sucedáneo de la pistola y la bala. En un arrogante gesto filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo, tranquilamente, abro mi procesador de texto. No hay nada de asombroso en eso. Pocos lo saben, pero casi todos alimentamos en un momento dado esos sentimientos que me inspiran un folio en blanco. Madrid. Siglo XX.
- Obra: ¡Llévame contigo a Afganistán!
Disponible en: Mirahadas, Casa del Libro, FNAC, El Corte Inglés, Carrefour, Bibabuk, Central Librera, Librerías Picasso yLibrería Agapea
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