‘El pescador’, novela de Arcangelo Amodio

La literatura y el arte de escribir son oficios difíciles, muchas veces ingratos. Muchas horas trabajando frente al papel para, en muchos casos, destruir a las pocas horas. Se dice, de hecho, que hay dos formas de escribir una gran novela: la primera siendo un escritor profesional con gran técnica y oficio y la segunda mediante el trance que brinda la inspiración.

Este segundo parece haber sido el soplo que empujó a Arcángelo Amodio a escribir y publicar El pescador. Sin la destreza narrativa que disfrutan otros escritores, Amodio la compensa edificando una novela hermosa sin la menor seña de pretensión, una historia volcada al papel con el empuje que brindan los recuerdos de la niñez en el Sur de Italia bajos los soles veraniegos de la controra.

Originalmente en italiano, los hispanoparlantes contamos con la suerte de que el libro ha sido traducido al español para brindarnos una visión alucinada de la infancia de un niño en un mundo que ha cambiado demasiado. Obsesionado con la figura de un pobre pescador, enigmático, monstruoso y solitario, el libro nos introduce en la vos de un niño de ocho años que se enfrente al trance de su infancia, entendida esta como un viaje de descubrimiento. Muchas veces irracional y ampliado, para descubrir que las cosas nunca son lo que parecen. Tal vez en esa inocencia radica lo más dulce que nos da la vida.

En términos de Hegel, El pescador es un viaje de autoconciencia, una relación dialéctica entre en entorno —tal y como lo construye el recuerdo— y las relaciones familiares que son, en realidad, el verdadero mensaje que esconde el libro. Con una prosa cuidada, oraciones cortas y la nostalgia característica que sale del encuentro entre el hombre y la memoria, El pescador no es un libro de factoría, es, más bien, una reproducción artesanal, una herida abierta y dejada al sol para que el lector se acerque por un momento a reflexionar y amar las cosas de este mundo.

En ese sentido, El pescador es una de las novelas más honestas que me haya tocada leer, acaso porque el autor, lejos del egocentrismo del «creador», no busca perpetuarse ni generar un código propio, simplemente lanzar un grito en el cielo. En un cielo hermoso y lleno de recuerdos con la tremenda frugalidad que nos ofrece la sensación de sumergirnos en un mundo repleto de libertad, el del pescador —el de una época—, que hemos perdido para siempre.

Libro: El pescador