Editoralia
Furia, de Sandy Ferrate Furia, de Sandy Ferrate
Si yo hubiera hecho algo realmente interesante en mi vida, o mejor todavía: si yo hubiera hecho algo respetable y digo de mención en... Furia, de Sandy Ferrate

Si yo hubiera hecho algo realmente interesante en mi vida, o mejor todavía: si yo hubiera hecho algo respetable y digo de mención en mi vida y, por ejemplo, fuera profesor de Universidad de la cátedra crítica y literatura comparada, llegaría una tarde y abriría Furia, de Sandy Ferrate, frente al púlpito y comenzaría a hablar sobre las nociones de brevedad y las funciones del lenguaje.

Hay, en Furia, un compromiso explícito con el lector. Pocos novelistas, embelesado con el barro de sus propias mediocridades, son capaces de explicar tan a fondo el lenguaje para que sea él, y no la temida y aburrida descripción, la escena de un león masticando a un ratón. Quiero decir, no hace falta explicar que el león, además de ser león, es grande, mastica fuerte y es más ágil que el pobre ratón. Para ello se aplica algo denominado intertextualidad o mensaje implícito que no es otra cosa que dejarse de decir chorradas y pasar a otra cosa. Sandy Ferrate, otra vez (pero esta vez como nunca) pasa a otro cosa en el infierno familiar que le toca vivir a Beatriz, la protagonista de una historia tan común como excepcional, donde le permite al lector configura el mapa de situaciones que se van sucediendo progresivamente.

Me explico: Sandra no dice que el león es león, simplemente nos trae el león al borde de la escena y lo deja libre: el resto lo confecciona la cabeza maquiavélica y milimétrica de cada uno (¡gracias al cielo, alguien que no me trata como estúpido!), sencillamente porque todos sabemos que un león es peligroso. El resto es basura.

Exactamente por eso, Furia es una novela corta: no necesita más sencillamente porque carece de toda morralla (la autora no está preocupada por decirnos lo buena escritora que es) para centrarse en una bonita historia. En ella, Sandra dibuja un columpio que de un lado tiene a una mujer maltratada (psicológicamente) y a su familia del otro lado (sobre todo a sus padres), que hacen de ella una fregona de dimensiones esquizofrénicas. El desenlace, como una granada que cae en una fábrica de almohadas, es obvio acaso porque el camino que conduce a Beatriz de la beatitud al salvajismo ya estaba marcado por la propia temática.

No voy a eso (no me interesa el final, sino el camino… como aprenderá Dorothy en El Mago de Oz), me anticipo, lo que me interesa es la construcción del relato minucioso del desprecio de esa familia fantasmal y su cotidiana tortura. Hay gente, escritores que ganan premios, que cuando alguien es «pobre» dicen que es «pobre» y se quedan a sus anchas, y hay otro, como Sandy Ferrate, que no dicen que hay un pobre, sino que «lo muestran», lo confeccionan con celo, en su día a día, en sus detalles y cuando el lector ha vivido realmente esa pobreza, todo lo que pase al final (las consecuencias) ya se ha explicado solas. Ahora cambie «pobreza» por «violencia» y estará Ud. leyendo una obra seria, que se lee como un suspiro y se paga sola.

De modo que durante estos días de fiestas y ligereza familiar, lo mejor que puede hacer como cuñado, hermano o sobrino es regalar el libro publicado por Sandy Ferrate.
Todo lo demás será intrascendente.

 

Libro: Furia
Encuadernación: tapa blanda

Conseguir Libro:

Amazon (Kindle)

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