La Fundación 2.1 de Jaime Molina García

Existe una anécdota entre los historiadores que reza del siguiente modo: cuando se cumplen 100 años de la Revolución Francesa de 1789 un periodista francés pregunta a un afamado historiador japonés sobre cuál era, a su modo de ver, el legado de aquellos acontecimientos fundamentales para el devenir de Occidente y del mundo. El historiador se tomó la perilla, se quedó pensativo durante algunos segundo y luego respondió: “Aún ha pasado muy poco tiempo para sacar conclusiones”.

Si bien en el caso de la literatura, menos rigurosa, el tiempo es siempre relativo, es cierto que pocas veces se tiene la perfecta conciencia del tiempo en que estamos viviendo (y por ello a los novelistas les cuesta tanto reflejar la realidad inmediata). Algunos como Orwell o Aldous Huxley (en el caso de este último con una visión que asusta), han sido algunos de los escritores que no solo han narrado su tiempo sino que, con matices, lo han anticipado. Cada uno, como se sabe, dedicado a la punta del cordel que le correspondía, sea el temor al monstruo soviético y su pragmatismo ideológico (Rebelión en la granja), o al capitalismo en su lenta, indolora y extenuante penetración cultural hasta el límite de narcotizar la acción humana (Un mundo feliz). Pero más allá de los gustos literarios, ambos se han convertido en referentes justamente por ilustrar aquello que estaba ocurriendo.

En definitiva ̶̶―como dije ̶̶―, pocas veces se mira girar el mundo desde el propio mundo y en este sentido, La Fundación 2.1 del experimentado escritor Jaime Molina García, es una de esas novelas que, a la vez atrapante, permite reflexionar sobre el estado de las cosas.

La Fundación 2.1 retrata en ficción un tiempo exacto, el momento en que nos encontramos y nuestras relaciones interpersonales, más mediadas que nunca por la tecnología, están trasformando al individuo y con él la sociedad en su conjunto.

Como Huxley, Molina se hace la siguiente pregunta ¿Por qué elegir la desdicha cuando se puede ser feliz? Y esa pregunta, como disparadora de la ficción, es una de las referencias de las cuales Molina se nutre para retratar la sociedad contemporánea: la ilusión de la impostura, la obsesión por ser (joven, exitoso, interesante, etc.). A través del condimento tecnológico (siempre presente en ciencia ficción), en este caso una página web de contactos, el protagonista termina cediendo a La Fundación, que promete a todos aquellos que se apunten la ilusión de una vida nueva.

En este sentido, La Fundación 2.1 narra la historia de un profesor universitario de literatura recientemente separado a causa de una dura infidelidad, a partir de la cual su vida cambia radicalmente. Devastado emocionalmente, el profesor decide crear un blog en el que cuenta sus pensamientos utilizando el nombre ficticio de Ismael. En otro ámbito, Marian una de sus alumnas más aventajadas, a la que dirige una complicada tesis sobre los escritores ocultos, irrumpe en su vida trastocándolo todo y el protagonista se siente inmerso en una espiral de deseo que no dará tregua.

Valiéndose de todos los recursos narrativos al alcance, La Fundación 2.1 es una novela atrapante que no descuida el suspense y la calidad literaria para contar una historia que nos refleja y será, seguramente, de lectura obligatoria en el futuro. Tal y como suponía aquel paciente historiador japonés.

La Fundación 2.1