Entrevista a Jaime Molina García, autor de «El sicario del Sacromonte»
EntrevistasLiteratura 18 septiembre, 2024 editoralia 0
¡Bienvenido, Jaime! Es un verdadero placer hablar contigo. Hoy vamos a conocer un poco más sobre tu reciente publicación: El sicario del Sacromonte.
En esta novela negra intensa y llena de giros, Lucas, un joven marginado de Granada, se adentra en el oscuro mundo del crimen y los conflictos familiares, enfrentándose a un destino incierto que lo llevará al límite.
La obra aborda un submundo de drogas, delincuencia y ajustes de cuentas en un barrio marginal. ¿En qué te inspiraste para escribir esta historia? ¿Hubo algún hecho real o alguna experiencia personal que influyó en su creación?
No del todo. Obviamente hay ciertas cosas que se basan en datos objetivos. La marginalidad de ciertos barrios de la zona norte de Granada, por ejemplo. O que durante los últimos años en Granada se han desmantelado plantaciones de droga en viviendas que tenían tomas de luz ilegales. Ambos temas aparecen en mi novela. Y si bien he querido reflejar esa realidad, la trama de la historia es completamente ficticia y los personajes no se inspiran en personas reales. Siempre se escribe sobre lo que conoce, bien porque haya un conocimiento directo o porque se haya indagado. En mi caso, al igual que en el resto de mis novelas, he tenido que hacer un poco de investigación para poder conocer los entresijos de ciertos submundos. Pero no hay hechos reales ni experiencias personales, afortunadamente para mí.
Gran parte de la trama transcurre en Granada, una ciudad con una rica historia y un ambiente único. ¿Por qué decidiste ambientar la novela en este lugar? ¿Cómo influye la ciudad en el desarrollo de la historia?
Desde el principio tenía muy claro que quería hacer una novela negra ambientada en Granada. Parte del motivo es que la mayoría de las novelas negras españolas transcurren casi siempre en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Sin ir más lejos, mi novela anterior, Camino sin señalizar, se desarrolla casi por completo en Madrid. Supongo que es más fácil imaginar historias criminales en lugares grandes, donde la población tan elevada se confunde. Quizá eso da un aire más existencialista a la historia. Pero a mí me apetecía mucho contar una historia que se desarrollase en la que ha sido mi ciudad durante casi cuatro décadas. Granada es una ciudad universitaria con un tamaño medio y un entorno cultural interesante, pero al mismo tiempo es una ciudad donde mucha gente se conoce. Esa familiaridad creo que le proporciona un ambiente muy diferente a la historia y por supuesto al desarrollo de las tramas.
El protagonista, Lucas, proviene de un entorno de violencia. ¿Consideras que las personas que han crecido en ambientes conflictivos tienden a replicar esos patrones violentos en su vida adulta?
No tiene por qué suceder necesariamente, pero sí es cierto que la probabilidad de que una persona como Lucas (por seguir el ejemplo propuesto), que ha sido testigo y víctima de la violencia parental durante la niñez, repita la historia como adulto es mayor que una que no ha sido sometida a esa violencia. La educación y el cariño de los familiares y amigos pueden ser factores atenuantes a la hora de disminuir los síntomas de ese trauma terrible. Pero no es fácil educar a un niño que está roto por dentro, ni transmitirle un cariño que rechaza como si lo repeliera con una coraza. Y ese caso es justamente el que yo he querido mostrar en El sicario del Sacromonte a través de Lucas y su tía Almudena, que es quien recoge al niño en el momento más delicado de su vida.
Lucas tiene una relación muy compleja con su padre, Augusto. ¿Cómo influye este pasado familiar en las decisiones que toma a lo largo de la novela?
Vuelvo un poco a lo que he comentado de pasada en la pregunta anterior. La relación padre-hijo es uno de los nudos centrales del argumento y el carácter de Lucas se explica, en gran parte, por el trauma que su padre, un maltratador de la peor especie, le infligió durante su infancia. Augusto es el desencadenante de muchos de los conflictos que suceden en la novela, tanto los internos de Lucas como los externos, que afectan a las personas que lo rodean y, por ende, al propio Lucas. El pasado familiar es algo de lo que nadie puede huir. Y, como se menciona al comienzo de la historia, un padre no se libra de ser también un hijo, por mucho que lo desee.
Otra de las relaciones significativas de la novela es la de Lucas y Estrella. Esta desafía las barreras sociales y culturales que los rodean. ¿Crees que el amor puede realmente sortear cualquier obstáculo?
Siempre se ha dicho que el amor es lo que mueve el mundo. Por supuesto no existen para esto afirmaciones absolutas, ni negaciones absolutas. Una de las preguntas que me hago en la novela es si un asesino puede redimirse por amor. Y me temo que no hay una única respuesta, pues esto dependerá de cada persona y cada circunstancia, y no hay en el mundo dos personas iguales. Pero tiendo a creer que el amor es tal vez lo único que nos permite continuar en el mundo y también que una de las pocas cosas que puede cambiar la conducta de las personas para bien. En el caso de Lucas y Estrella quise añadir ese conflicto racial porque, a pesar de que vivimos en pleno siglo XXI, hay ciertas barreras que lamentablemente no se han superado, o no del todo.
Uno de los aspectos más destacados de la novela es el empleo de la jerga gitana y la representación de su cultura. ¿Cómo fue el proceso de investigación para lograr esa veracidad? ¿Qué desafíos encontraste al intentar retratar fielmente esta parte de la sociedad?
Esa fue una de las investigaciones que tuve que hacer para escribir la novela. Me leí bastantes documentos y artículos, y consulté diccionarios para indagar en el lenguaje caló y, por supuesto, en la cultura gitana. Y debo decir que fue una de las cosas con las que más disfruté durante el proceso de escritura. Los desafíos eran obvios: no quería crear personajes estereotipados dentro del mundo gitano y mucho menos que pareciese que había descripciones peyorativas, racistas o simplistas. Creo que los tres personajes gitanos principales (Estrella, Jaime y Juan) están definidos con personalidades que no son planas ni maniqueas, sino complejas y que resultan creíbles, con sus luces y sus sombras. Y creo que todos ellos generan empatía en el lector.
A lo largo de la novela, vemos una transformación en Lucas, que pasa de ser un joven introvertido a alguien que lucha por sobrevivir. ¿Cómo fue desarrollar este arco de personaje tan intenso? ¿Qué esperas que los lectores aprendan de esta evolución?
La evolución de Lucas fue todo un reto a la hora de narrarla, pues parte, como ya he dicho anteriormente, de un hombre joven que está completamente roto por dentro. Es como un bote sin remos que va a la deriva y que no ha permitido que nadie lo recoja ni lo ayude a salir de la corriente que lo empuja hacia no se sabe dónde. Pero pese a todo, pese a esa coraza que Lucas se coloca, hay ciertas personas que lo quieren ayudar, y aunque su influencia puede parecer mínima, han dejado una semilla. La irrupción de Estrella es lo que lo cambia todo, por supuesto. Lo que esto pueda significar lo deberá decidir cada lector. Imagino que unos verán el esfuerzo de una persona que, pese a la adversidad, trata de recomponerse cuando una luz ilumina levemente su corazón. Otros tal vez solo vean la parte más oscura y piensen que el cambio es mínimo. Personalmente, yo me quedo con la primera opción: me gusta ver a Lucas como aun Sísifo que empuja una piedra enorme ladera arriba y que, cuando cae, vuelve a bajar para recogerla. Tal vez los demás no coincidan con esto. Pero, como he dicho, cada lector es libre de interpretar lo que quiera.
El sicario del Sacromonte tiene un marcado carácter cinematográfico. Su lectura es casi como si estuviéramos viendo una película. ¿Te gustaría ver la novela adaptada al cine o a una serie? ¿Cómo te imaginas esa adaptación?
Me encantaría ver la adaptación cinematográfica, entre otras cosas porque yo mismo tengo escrito el guion de esta historia planteado para una miniserie. De hecho, la composición de El sicario de Sacromonte se fue fraguando en distintas fases a lo largo de cinco años con un proceso que ni yo mismo sabía que iba a terminar con la escritura de esta novela. Primeramente escribí, como parte de un trabajo de fin de máster, el guion cinematográfico para un episodio piloto de lo que debía ser una miniserie de televisión (solo con vistas al máster, se entiende). Como quedé bastante satisfecho con él, una vez finalizado el máster me animé a escribir el resto de episodios, hasta completar los que tenía esbozados argumentalmente en el proyecto de miniserie. Y cuando llegué a esa fase, decidí novelar el guion, y aquí estamos.
La novela mantiene la tensión hasta el final. ¡Y vaya final! ¿Qué impacto esperas que tenga el desenlace para quienes la lean?
La mayoría de los lectores que la han leído y me han comentado algo sobre el final coinciden en que no lo veían venir o no se lo esperaban así. Creo que eso es bueno, pues el factor sorpresa siempre agrada al lector que, después de casi trescientas páginas, quiere tener un final bien cerrado. Y yo creo que se cierran todas las tramas y subtramas como en una estructura de cajas chinas. Así que espero que el impacto sea muy positivo y que les agrade el conjunto de la historia.
Esta obra no es tu primera incursión al mercado editorial. Ya cuentas con varias novelas y relatos a lo largo de tu trayectoria como autor. ¿Cómo ha sido la experiencia de escribir El sicario del Sacromonte en comparación con tus otras obras? ¿Ha sido más desafiante o encontraste alguna novedad en el proceso creativo?
En casi todas las novelas que he escrito el proceso de escritura ha sido similar: una fase de documentación y acopio de ideas, definición de personajes, investigación de temas concretos que conozco poco o desconozco pero que son necesarios para la novela… En este caso, al igual que me sucedió con mi anterior novela (Camino sin señalizar), partía de un guion cinematográfico en el que ya están todos los personajes definidos y las tramas armadas. Esto hace que el proceso de escritura de la novela sea más sencillo y el tiempo de escritura narrativa se abrevie (si bien ha requerido de un tiempo previo para la realización del guion).
Has mencionado que El sicario del Sacromonte podría ser tu última novela y que tienes planeado retirarte del mundo literario. ¿Qué te ha llevado a tomar esta decisión? ¿Crees que podrías reconsiderarlo en el futuro?
Escribir es algo que siempre me ha gustado. Me gusta contar historias, pero también que me las cuenten. Si bien escribir es una tarea que me resulta gratificante, consume mucho tiempo que dejo de dedicar a otros asuntos que también me gustan, sin ir más lejos, la lectura. No creo, por tanto, que vaya a dejar de escribir. Pero sí que quiero tomarme un descanso, una retirada que todavía no sé si será más corta o más larga. De lo que no estoy tan seguro, sin embargo, es de si volveré a publicar algo. El proceso de escritura es algo gratificante y divertido porque es un acto creativo. Pero publicar es algo puramente comercial y poco divertido, pues implica una serie de acciones con las que realmente no disfruto tanto. Pero verdaderamente es muy atrevido ser taxativo con esto. Recuerdo haber leído entrevistas en las que Javier Marías o Eduardo Mendoza aseguraban que la novela que acababan de publicar iba a ser la última. Y los entiendo, porque escribir conlleva un esfuerzo que los lectores no ven y que resulta agotador. Lo cierto es que ninguno de los dos mantuvo su palabra, y ambos volvieron a escribir. Un amigo me dijo una vez que cuando te muerde el veneno de la escritura, ya no te puedes librar de él. Puede que no le falte razón. El tiempo dirá.
Para finalizar, ¿te gustaría dedicarles unas palabras a los lectores?
Simplemente que espero que disfruten con esta novela, tanto con la trama como con la escritura. Ojalá les guste.
¡Muchas gracias por esta charla, Jaime! Te deseamos muchísimo éxito con tu nueva (y esperamos que no última) novela.
El sicario del Sacromonte ya disponible en librerías.
- Nombre: Jaime Molina García
- Obras: El sicario del Sacromonte
- Género: novela negra
- Sinopsis: La vida de Lucas, un joven residente en un barrio marginal de Granada, da un vuelco al involucrarse en el clan gitano protagonista de un submundo donde predomina el tráfico de sustancias, la delincuencia y los ajustes de cuentas. No solo se enfrentará al lado más oscuro de una sociedad desarraigada, también deberá lidiar con sus propias emociones y con un pasado que, lejos de quedarse atrás, se mantendrá más presente que nunca. Acostumbrado a la soledad elegida, nada hace presagiar que su mundo vaya a tambalearse de manera agonizante y cruel, debido a su decisión de interferir en un violento acontecimiento que le hará replantearse su vida por completo. Todo esto, unido a los repentinos asesinatos que comienzan a cometerse en el barrio, dará lugar a una carrera contrarreloj para salvar su vida y la de las personas que lo rodean.Venganza, traición, celos, poder, coacción… y amor. Lucas descubre la oscura profundidad de un mundo perverso, pero también logra reconocer ciertos sentimientos a los que jamás había prestado atención. Al menos hasta que alguien con una personalidad arrolladora aparece en su vida, llevándolo a límites insospechados.
- Biografía: A Jaime Molina García le apasiona contar historias y no ha dejado de hacerlo desde hace ya más de cuarenta años. El fruto de ello hasta la fecha ha sido una variopinta y heterogénea compilación: una cincuentena de relatos, una decena de los cuales obtuvieron premios literarios y una selección de los mismos aparecen compilados en el libro Refutación del efecto Doppler; un par de novelas cortas: El fantasma de John Wayne y El pianista acompañante, ambas premiadas; cinco novelas, de las cuales Una casa respetable y Lejos del cielo obtuvieron sendos premios de novela, a las que se suman las novelas La Fundación 2.1, Días para morir en el paraíso y Camino sin señalizar; asimismo ha escrito guiones de cortometraje, largometraje y miniserie, por los que también ha recibido algunos premios o menciones. Contra todo pronóstico, la que posiblemente será su última novela, El Sicario del Sacromonte, ha resultado finalista en tres premios literarios. Tras esta última novela, planea un retiro voluntario del mundo narrativo, una claudicación más bien, o eso dice él, pobre iluso.
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