A veces no podemos comprender las palabras, pero la historia ya está escrita. Los caminos de la casualidad y la causalidad son inescrutables. Y la vida raramente nos conduce al lugar al que queremos ir.
El escritor Tomás Duraj explora esta idea en Escalera Celestial, su nueva novela de ciencia ficción, que explora géneros a medio camino entre la física y la filosofía.
La historia está ambientada en un futuro lejano, concretamente en el año 2146. James Leonard Morgan lleva siendo prisionero veinticuatro meses, sometido a la tortura de Industrias KreiSter, el mayor proveedor de energía nuclear, tecnología de defensa, minería planetoide y propulsores de doble flujo del universo. Su objetivo es encontrar la Piedra Ancestral, el localizador de la clave de toda existencia y del que James parece saber su ubicación. Para ello le han despojado de uno de los tesoros más preciados del ser humano: sus recuerdos.
«Los seres humanos son esclavos de sus memorias; imágenes electroquímicas que les restringen a una realidad patética. Conforman nuestra identidad y, a la vez, nuestra perdición. Tú, en cambio, eres libre de elegir, moldear tu pasado a voluntad: conozco a hombres que degollarían a más de un cordero por esa oportunidad. Nuestra organización ha convenido en convertirte en un auténtico pionero de la interfaz neuronal directa, en una tentativa de facilitar tu cooperación; los resultados se han registrado como… “decepcionantes”. Aun así, no te preocupes: guardamos la réplica conformacional de tus recuerdos a buen recaudo».
Un día un hombre aparece y lo libera de su cautiverio. En su huida hacia Anchorage, la nave sufre un fatal accidente del que solo sobrevive James. A punto de darlo todo por perdido, Nathaniel y Amanda Byron, un matrimonio bondadoso, lo rescata y le proporciona ayuda. Esta viene de la mano de S. L. Jacobowsky, un piloto que se propone llevarle a su destino.
A partir de entonces, James se embarca en una odisea espacial acompañado de sus nuevos aliados: la piloto Rebeca Minayo Aldana, el doctor Desmond Forman, el ingeniero Gabriel, el androide Geus y Meredith Ástrid Mérimée, una joven que aparece en los recuerdos de James y de la que está profundamente enamorado.
Durante esta aventura James huirá de Industrias KreiSter y comenzará a recordar cosas de sí mismo. Una de ellas, y quizá la más importante, su membresía en la Hermandad del Antīquus Atomus, como guardián de dicho artefacto. Esta revelación lo llevará directamente a una batalla entre los seguidores de los dos fundadores: Bálmont, fundador del Panta rei al que veneran los guardianes y que deseaba que el ser humano pudiera pensar por sí mismo, y Feuerbach, que buscaba el subyugo de la individualidad al bien común.
La lucha por salvar a la raza humana de un ocaso gradual e inadvertido está en juego. Y James parece ser un elemento clave para ganarla. Las repercusiones de sus actos tendrán consecuencias insospechadas en esta epopeya con un destino previamente escrito y un onirismo en el que juega con una alegórica Muerte, representada por Violette Szabo. Este personaje histórico real esconde un secreto narrativo en sí mismo.
«¿Seguir fisiológicamente vivo es un buen motivo para no morir? ¿Realmente soy incapaz de atinar con un argumento mejor? ¿El amor y respeto de mis congéneres? La Muerte tiene la desagradable manía de separar —tarde o temprano— a los pares dichosos, y, en última instancia, eclipsar incluso el afecto que sentimos por nuestro propio cerebro, interpretación consciente, y el decrépito cuerpo que lo sustenta. Con frecuencia, ni siquiera nos concede tiempo para una despedida apropiada, o, por el contrario, las convierte en largos e insoportables procesos de sufrimiento neurosensorial, así que el enclave biológico, sin duda, no iba a derretir su podrido corazón. ¿Qué quedaba? Si existía una razón indiscutiblemente “meritoria”, en aquel momento escapaba a su intuición».
El escritor presenta un relato complejo repleto de metáforas y personificaciones, con un estilo barroco y profundo, pero también con una chispa de humor. Los dilemas morales y filosóficos se advierten en los diálogos y en la propia narración. A través de ella, se invita a meditar sobre las grandes preguntas de la humanidad, como el destino y el azar, el valor intrínseco de la vida, la evolución del ser humano, el amor y la traición, la libertad o la esclavitud desde una perspectiva biológica, los dogmas y su impacto en nosotros como individuos o como sociedad.
El autor parece ser consciente de que su construcción narrativa es exagerada, recargada y en ocasiones absurda, incluyendo notas al pie de página cada vez más frecuentes y enrevesadas para comentar los acontecimientos desde el exterior, aunque sin romper «la cuarta pared». Por ello, el ritmo narrativo es pausado y algunas veces se detiene por completo para apreciar detalles del mundo construido o reflexionar sobre alguna idea lanzada por los personajes. Esto puede requerir paciencia en la lectura y saber de antemano que no siempre dicho ritmo se va a mantener trepidante, aunque también lo encontramos en pasajes de acción y conflicto.
Unos de los aspectos más constantes son el sarcasmo y la ironía como mecanismo de defensa ante situaciones imposibles de las que no se puede escapar. Se juega con el nihilismo y la fe para describir a unos personajes que continúan luchando por unos ideales que no les son propios, sin saber muy bien por qué, reflejando que las creencias, sean religiosas o filosóficas, forman parte de la naturaleza humana.
«Los seres humanos no somos especialmente diestros en esa lección. El pasatiempo preferido de la humanidad consiste en repetir, casi mecanografiar, duplicar si cabe, y, en ocasiones, tresdoblar los pecados de sus padres».
Tomás Duraj nos presenta una obra distinta y compleja, con unos personajes misteriosos, una trama maestra y un mensaje escondido en las profundidades de sus páginas: todavía existe esperanza para el ser humano.
Invitamos a los lectores a descubrir y a reflexionar Escalera Celestial. La maravillosa obra de Tomás Duraj está disponible en Amazon.
- Nombre: Tomás Duraj
- Obra: Escalera Celestial
- Género: ciencia ficción
- Sinopsis: Lo que es, es.
Un prisionero despierta en una celda de cristal. Es observado por las deidades, pero no intervienen. El sufrimiento físico, un baile neuroquímico de receptores del dolor, es un detalle incidental. La noche blanca se extiende por todo su horizonte. «Ha nevado en la Luna: ¿o es ceniza?». Una lágrima difumina la tinta de su nuevo libro favorito. No puede entender las palabras, pero la historia ya está escrita.
Y lo que debe ser, debe ser.
Mientras prepara su fuga, los cofrades se reúnen para decidir el futuro de la raza humana. La hipocresía salpica la tribuna, pero no se detienen: están convencidos de que, más tarde, será demasiado tarde. Obedecen a una fe enraizada que juraron olvidar; aun así, es la mano ciega que los guía. El patriarca, una estatua de mármol congelada en balance perpetuo, contempla la escena con una sonrisa de sarcasmo; está muerto, por supuesto. Su sueño palpita en corazones ingenuos. Más allá, la calculadora runrunea en un baño de nitrógeno líquido: sus engranajes simulan las nuevas combinaciones del código de la vida. Y, al otro lado de la interfaz, bailan caracteres imparciales: «quizás, quizás, quizás».
Largo es el camino.
Los protectores de las estrellas han ahogado su inocencia bajo las turbias aguas de la duplicidad moral, persiguiendo un propósito más elevado. Cada vez que un engaño idealista asoma entre la emergencia neuronal, desuellan su cuello y beben su sangre. Lloran la pérdida y sienten el dolor, pero debe hacerse. Ninguno de los miembros afines al movimiento realista lleva reloj: solamente respetan el compás del temporizador. Para ellos, el tiempo no avanza, sino que retrocede: el embrión es un amasijo celular deforme y enfermizo que requiere salvación jerárquica. Cohesión, sumisión, simetría. La vida es entropía inversa: el orden es la última solución.
Y valiente —¡cuán valiente!— el viajero.
«Pero a ti realmente no te importa la música, ¿a qué no?». La narradora universal, ensimismada en las altas cumbres de su mitología, recibió al viajero al pie de la Escalera Celestial. El desorientado acompañante biomecánico estaba a su lado, perdido, como todos los demás, en la negrura interfibrilar. Un intruso con sed de vida eterna faltaba todavía por llegar. «Ven, vamos a contar los escalones juntos», dijo ella, ofreciendo su delicada (pero fría) mano. Su amado no estaba realmente allí, pero no tenía elección. En la nieve, pasos circulares, hundidos en tierra pantanosa, amagos de bifurcación cuántica, pero, al final, encadenados por un destino macroscópico ineludible. «Esperaré», susurró. «No tengo prisa».
Conjuró una grabadora magnética y rebobinó la cinta, tarareando una canción de ‘ōsha‘nā. Se sentó en el primer escalón y pulsó el botón rojo.
«Dolǝgh es kel… et bher es terǝtōr». - Biografía: El Dr. Tomás Duraj, MD, PhD, nacido en 1992, es médico, investigador de cáncer y escritor. Desde su infancia ha profesado gran predilección por la literatura, publicando su primera novela con apenas dieciséis años. «Frank y el mundo de arena» fue su primer paso como narrador: una novela ambientada en un mundo fantástico de médanos desconocidos y planetas inexplorados. «El Sendero de la Verdad», su segunda novela, explora a partes iguales la magia y la búsqueda de una mejor comunicación interpersonal. Ha sido galardonado por su trabajo narrativo «Sol» en los XXXIII Premios Félix-Francisco Casanova. Vive en la Tierra 😉 y combina su afición por la escritura con su carrera como médico e investigador científico.
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Disponible en: Amazon
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