Jota Kintana concibe la literatura de una forma muy especial: cree en su democratización, en utilizarla como herramienta de progreso individual para hacer cambiar la sociedad. Por eso sale a la calle con sus libros bajo el brazo, para regalárselos a todo aquel que quiera un ejemplar. Así lo describe él en su página web: “regalo mis libros a través de Internet y en apariciones en cualquier parte de Guayaquil, dejando libros abandonados para ser recogidos por las manos del azar y entregándolos de ingeniosas maneras en distintos lugares de la ciudad y del mundo”.
El último niño es, en esta ocasión, su última publicación y la siguiente que caerá en las manos de la gente. Un poemario encantador y locuaz acerca de la pervivencia de la inocencia, del transcurso de una vida avasallada por un sinfín de preguntas. Pero si bien el título resulta evocador, no debemos dejarnos llevar por esa ya larga tradición de escritos acerca de esta etapa de la vida. El libro de Kintana es una concatenación de impresiones sobre la existencia, esa que nos permite pasear por ella al mismo tiempo que nos da forma en una serie de incontrolables y siempre fortuitos sucesos.
Porque este libro no solo alberga poesías, sino que está concebido desde la esencia mística y misma de la poesía en sí. Acecha y ataca los rincones de nuestros lugares comunes, dinamita las fuertes estructuras de nuestro parecer ante esa inevitable fatalidad al sabernos testigos del último resquicio de inocencia: lo que dejará de ser para convertirse en lo último, el final irremediable de algo. “Es inevitable la traición a nuestro niño interior”, comenta el propio autor, “porque las experiencias que traemos desde la niñez, durante nuestro crecimiento, van cerrando los ojos del corazón (la curiosidad, la intuición, la compasión, la inocencia para no juzgar ni compararse con otros, la ausencia de malicia, etcétera). Y al cerrar los ojos del corazón abrimos otros que nos deshumanizan: codicia, consumismo, propio interés, hedonismo, gratificación inmediata, injusticia, entre miles de otros”.
Y la fuerza del niño que otrora hubiera en nuestra vida, la que se apaga según avanzan los días y nos sumimos en un sistema que nos vuelve conformistas, resulta ser al mismo tiempo una experiencia necesaria para valorar esa extraña belleza de la decadencia. Pues tal y como el mismo autor indica, cuando terminamos el libro es imposible determinar cuál es la edad exacta de ese último niño y, con ello, qué voz nos está hablando. Pero es este una figura ecléctica, pues si bien algunos poemas dialogan entre sí y definen a ese enigmático personaje que da título al libro, otros muestran sus propias palabras interpelando directamente al lector, porque “el último niño se construye, se da a conocer en el conjunto de varias voces”.
De igual manera se presenta ese proceso de inocencia y experiencia (como concluiría Blake al cabo de los años, al reescribir desde una óptima mucho más madura unos cuantos poemas de juventud) en una estructura que nos aboca a asumir la derrota. “Introducción”, “Antepenúltimo”, “Penúltimo” y “Último” son los cuatro bloques de poemas en El último niño, los cuales ejemplifican por sí mismos ese devenir de su destino que también nos alcanzará a nosotros.
Es así como Jota Kintana pasea de la mano con la poesía. Porque él no la fuerza, no la contempla con devoción ni le llora por unas migajas de reconocimiento. Lo que él hace es medir sus fuerzas con ella y dejar que en las cicatrices de esa lucha supure el verdadero porqué de empuñar un lápiz y deslizarlo por un papel. Y es que según él la poesía es: “una manera violenta de mandarse a la mierda… una forma noble de reírse de sí mismo… el sinsentido de escribir… Una especie de arte indiferente para no fallecer viejo y cansado”, palabras que roba a uno de los poemas de su libro.
Su deseo es que el ser humano vuelva a la poesía, y con libros como El último niño no resulta difícil hacerlo ni tampoco invita a resistirse a ello. Jota Kintana tiene otros títulos a sus espaldas, y puede observarse que él también ha llevado a cabo un proceso de experiencia que le ha llevado a pulir cada vez más su estilo, regalándonos finalmente una joya literaria como esta, su (por ahora) última publicación.
- Nombre: Jota Kintana
- Género: poesía
- Bio:
Jota Kintana (Guayaquil, 9 de agosto de 1966) ha publicado los poemarios El último niño, (Gamar Editores, 2017), Cuartos de mujer (Editorial El Conejo, 2016), qIp y q/b (Editorial El Conejo, 2015), Restricciones (Editorial El Conejo, 2014), La tormenta de los desquiciados (Editorial El Conejo, 2013) y Tres whiskys para pasar la borrachera (Editorial El Conejo, 2012). También publicó El baile del enjambre con DADAIF Cartonera (2015).
Ha presentado sus libros en Popayán Ciudad Libro, Colombia (2018), y en las FIL de Quito (2016 y 2013), Guayaquil (2017 y 2016), Guadalajara, México (2014) y Santo Domingo, República Dominicana (2013).
Sus poemas han aparecido en revistas nacionales e internacionales.
Promotor cultural en su ciudad, Guayaquil. En colaboración de Corporación Casa de las Iguanas y La Casa Morada, contribuyó a la primera entrega del Premio Internacional de Poesía Medardo Ángel Silva (2014).
Publicó, en coautoría con el artista plástico Roberto Noboa Vallarino, el libro de innovación El Modelo 206.
Graduado como ingeniero mecánico por la Universidad de Dayton, Ohio; MBA del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT); y doctorado en Emprendimiento e Innovación por el IESE Business School, Barcelona.
- Libro: El último niño
Disponible en: El Corte Inglés, Casa del Libro
No comments so far.
Be first to leave comment below.