Mi opinión sobre Tregolam
Siempre me ha gustado escribir. Aunque las clases en el colegio y el instituto me parecían un rollo, y no conseguían sacarme del sopor matinal, cuando llegaba la hora de dar Lengua y Literatura, sentía una motivación especial. Aquellas clases sí que me ofrecían un extra: leer, imaginar, contar, crear. Mis sentidos por fin se focalizaban en algo y el tiempo ya no parecía estar muerto.
Comencé a escribir mi novela en marzo del año pasado y la terminé hace tres meses 😬. No es que me crea una máquina ni nada de eso, espero que no se malinterpreten mis palabras, pero si hay algo de lo que puedo estar orgullosa es de escribir bien. No estoy hablando del contenido (eso ya… que juzguen los demás), me refiero a la forma. Ya sabéis, a todas esas normas y diccionarios que evitan que veamos faltas de ortografía que nos hagan sangrar por los ojos.
Procuro revisar una y mil veces todo lo que redacto, ya sea un texto para el trabajo o una simple chorrada para el Facebook. Llamadme obsesiva, pero la de malentendidos que se evitarían con algo tan tonto como poner una coma. A lo que iba: escribo y reviso; si hay algo de lo que no estoy segura, lo consulto en las fuentes apropiadas. Sin embargo, esto no me convierte en una profesional de la Lengua. Por ello, cuando por fin terminé mi novela, comencé a buscar servicios de corrección ortotipográfica.
Primeros pasos
Al principio, miré sin mucha esperanza de encontrar una buena opción para publicar mi novela en cuanto a calidad-precio. Pensé que los precios serían desorbitados para mi bolsillo y que al final tendría que pedir una revisión a algún antiguo profesor o al superdotado de mi hermano.
En cambio, buscando en nuestro querido amigo Google… ¡vaya sorpresa! Llegué hasta una editorial llamada Tregolam. De eso les quiero hablar en este artículo: de mi experiencia con la editorial Tregolam.
Lo primero que hice, obviamente, fue ir directa al apartado sobre corrección, pero me gustó tanto la sensación positiva que me estaba produciendo que comencé a navegar por su web. Además de la corrección ortográfica, ofrecen servicios de promoción, diseño de portada, informe literario, cursos… Me convenció, parecían los profesionales adecuados, así que rellené el formulario de consulta (donde debía indicar mis datos y el número de palabras de mi novela) y seguí con mi vida hasta que quisieran contestarme.
Sorpresas
Sorpresa número 2: ¡me respondieron enseguida! Claro que sí, así debería ser siempre, ¿no? Compromiso y seriedad desde el minuto 1, cumplir lo que se promete. Aunque he de decir que, con la respuesta, se confirmó uno de mis temores: el precio era algo superior a lo que me hubiera gustado.
Aclaro que, antes de escribir a Tregolam, ya había consultado en otros sitios, pero o no me gustaban sus tarifas o tardadorn ¡tres días en responderme!. Quería una corrección ortotipográfica para limpiar los errores que yo había pasado por alto, sí, pero soy consciente de que un texto requiere de algo más que poner los puntos y las cursivas donde corresponde.
En su web, me llamó la atención que la corrección ortotipográfica y la de estilo figuran en el mismo apartado, así que les pregunté si no se podría contratar solo una de ellas. Quizá mi duda parezca un poco absurda, pero prefiero resolver esas cuestiones antes de contratar nada y luego llevarme un chascazo. Su respuesta fue otro punto positivo: en Tregolam, puedes contratar la corrección ortotipográfica sin más o la de estilo, pero esta última incluye las dos.
Me dijeron que una corrección de estilo no se concibe sin una corrección ortotipográfica y… qué gran verdad. Me aconsejaron, se abrieron ante mí las puertas hacia ese algo más que quería para mi novela. Toda la información que me ofrecieron me pareció una muestra más de su profesionalidad. Así que descarté aquellos sitios que no encajaban con lo que estaba buscando y me quedé con aquellos que más o menos entraban en mi presupuesto.
¿Por qué Editorial Tregolam?
Entre todos ellos, ¿por qué Tregolam? Como he dicho anteriormente, me inspiró confianza y, además, encontré reseñas muy positivas, especialmente, en lo que a corrección se refiere. Ellos fueron los elegidos para pulir el texto que mis neuronitas habían creado. Ante una oferta de servicios similar en características y precios, buscar opiniones de terceros ayuda mucho a elegir. No es un factor decisivo, pero sí relevante (por eso, decidí relatar mi experiencia aquí). Al fin y al cabo, tu dinero es tu dinero y quieres tener cierta seguridad sobre dónde lo metes. Y no solo el dinero, pues también quieres que tu manuscrito esté “a salvo” y no se haga un uso inadecuado de él.
De esta manera, empezó mi relación con Tregolam. Después de esa primera consulta, el siguiente paso fue supersencillo: me pidieron que enviara mi novela en .doc, pagué y comenzaron a trabajar en ella. Ahora bien, si los inicios fueron viento en popa, el proceso de corrección se dilató más de lo que me esperaba. Mi novela apenas supera las 250 páginas, pensé que no les llevaría mucho tiempo finiquitarla, sobre todo, debido a sus años de experiencia. Lo sé, cada novela es un mundo que hay que procesar y analizar al detalle, no somos máquinas.
Empecé a ponerme nerviosa con chorradas del tipo: “¿habré elegido bien? ¿Y si mi novela está peor de lo que esperaba? ¿Habrá merecido la pena?”. Me dijeron 20 días y ya llevaban unos cuantos más. Además, al ver que no se había cumplido el plazo, leí experiencias de gente (con otras empresas) a la que le habían corregido su libro en una semana.
Seguramente, os estaréis preguntando por qué no me puse en contacto con ellos antes para ver cómo iba el proceso o asegurarme de que todo estaba ok. Respuesta tan fácil como tonta: no me gusta molestar ni quiero pensar mal, intento que la impaciencia no me pierda (lo intento). Sin embargo, cuando estás pagando por un servicio profesional y de calidad, los plazos de entrega deben importarte. No es molestar, es preocuparte por aquello que tanto esfuerzo te ha llevado. Así que les escribí. Me dijeron que tenían mucho volumen de trabajo en esos momentos, que sentían el retraso y que les llevaría menos de una semana acabar la corrección. ¿Semana? ¿Otra más? Algo crujió dentro de mí.
Mi opinión sobre la corrección de texto de Editorial Tregolam
Al final, tuve la novela dos días después. Tardaron más que en otros sitios, pero la espera tuvo su recompensa: me enviaron la novela con el control de cambios, de manera que pude ver dónde estaban mis errores y tener la última palabra.
Corregir implica ponerse en la piel de los escritores, interpretar lo que han querido decir en tal o cual parte; hay que encontrar el equilibro entre un texto impecable y el estilo del autor, una tarea nada fácil.
Mi trabajo fue corregido por Paloma Albarracin, con quien hablé por teléfono: cálida, resposnable, paciente (siendo decir en este punto que no sabía como usar el bendito Control de Cambios de word así que los llamé 😳). Por ello, estoy muy contenta con los resultados. Siento que mi novela es mía y que su lectura será placentera, fluida. Ahora que tengo buena forma, antes de darla a conocer, quizá contrate un informe de lectura para poner a prueba el fondo. Aún no lo sé, pero lo estoy valorando…
Y hasta aquí mi experiencia, que es solo eso: mi experiencia. Mirad, buscad como locos, comparad y elegid los servicios que mejor se adapten a vuestras necesidades, los que sintáis que merecen la pena. Hay infinidad de servicios similares, pero no todos son iguales.