Disparos por todos lados, caos y muchos cartuchos que caen alrededor de Jashon Statham y Sylvester Stallone que ahora, agazapados en una azotea, discuten para ver cómo se las arreglan para tirar a bajo un helicóptero enemigo. Con pocas balas en el cartucho y los tipos malos soplándoles sus arrugadas nucas, Satallone improvisa: toma una moto, la acelera dos veces sin subirse y, usando unas maderas como rampa, la suelta. La moto se incrusta en el helicóptero y como siempre, todo explota. Esta escena que pertenece a Los Indestructibles 2 (The Expendables 2 – 2012) es la esencia del actual cine de acción. Ya no vemos más a los protagonistas contando las balas justas para patear traseros, ahora todo tiene que ser al por mayor. El Clint Eastwood que con un solo disparo cortaba una soga de ahorque a unos cuantos metros (Il bouno, il brutto, il cattivo – 1966) ya no garpa. La necesidad de inmediatez en los hechos se llevó puesta a la destreza. No se necesita un héroe hábil sino uno que esté dispuesto cumplir su objetivo a toda costa. Un poco de desprecio por la humanidad, bombas y muchos colores es lo que lo que quiere el público.
La inmediatez es la hija favorita del romance Capitalismo y Positivismo. No importa quién lo hace mejor, sino quién lo hace más rápido y en mayor cantidad. Lo mismo pasa con las muertes en las películas de acción, pero también pasa en lo cotidiano, en la vida real (y no tan real). Alcanza con pensar en la rutina de cualquier persona: trabajo, gimnasio, amigos, redes sociales, parejas y más. Los hombres y mujeres del siglo XXI nos concebimos como “multidimensionales” cuando en realidad sólo repetimos la formula consumo-descarte de forma cada vez más acelerada. El Capitalismo nos golpea y el cine es su cruel reflejo. Como todo arte nos escupe a la cara lo que somos, lo que ocultamos, aquello de lo que preferimos ni hablar. Consumimos y tiramos productos, recursos y cultura mientras que todo el sistema muta. La Matrix cambia de chip. Este juego se acelera cada vez y conviene agarrar la sartén por el mango como si la vida fuese ese fenómeno de novelas teens que necesita tanto de escritores como de cineastas para que las papas sigan quemando ¿Cuánto tiempo? Todo el que nos puedan dar.
El mundo gira cada vez más rápido, las distancias se acortan y del cine de acción sólo nos queda la metáfora de la bala: no importa cuántos tiros desperdicies, alguien va a cargar los cartuchos por vos para que sigas tirando; no importa cuántos muñecos voltees, siempre hay uno más. Antes el objetivo era uno, one-shot; ahora la Sociedad exige cada vez más de vos en menos tiempo y en mayor cantidad. Más te vale empezar a disparar.
By Fabian Grandinetti
Imagen – The Expendables 2 – (2012)
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