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Distopías: pliegues entre el espacio y el tiempo Distopías: pliegues entre el espacio y el tiempo
Distopías: pliegues entre el espacio y el tiempo Dentro de toda distopía existe algo utópico: en Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que se... Distopías: pliegues entre el espacio y el tiempo

Distopías: pliegues entre el espacio y el tiempo

Dentro de toda distopía existe algo utópico: en Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que se desarrolla en un futuro en el que la sociedad está condicionada psicológicamente y en el que las clases son espacios estancos de los que no se puede escapar, algo así como el sistema de castas hindú, Bernard y John el Salvaje nos hacen conservar cierto optimismo en relación a la libertad de pensamiento y de sentimientos; en 1984, de George Orwell, se produce una peculiar historia de amor que dota de cromatismo a un mundo gris, donde todo lo vigila el Gran Hermano y el lenguaje se adapta y se retuerce para ejercer la represión. Se da así un paso más en una de máximas de Wittgenstein («De lo que no se puede hablar, mejor callarse»); aquí se trata de que aquello que no forma parte del lenguaje no puede ser pensado siquiera; en Farenheit 451, de Ray Bradbury, donde las palabras, en forma de libros, son quemados por bomberos, se ocultan unos hombres-libro que aportan la esperanza de conservar todas esas historias tan necesarias para el ser humano; y en V de Vendetta, de Alan Moore y David Lloyd, que se desarrolla en un mundo gobernado por un partido fascista, y en el que un «vengador» tiene por objetivo derrocar al gobierno e implantar otro sistema político totalmente diferente, nos sentimos cercanos a V porque ajusticia a los opresores cuando la diosa Justicia ha desaparecido.

Las distopías suelen representar sociedades poco deseables, incluso a veces apocalípticas para, de alguna forma, protestar contra las políticas sociales que se producen en el momento en el que estas obras son publicadas. Es decir, estos mundos antiutópicos son consecuencia de las prácticas presentes. De ahí que las novelas de las que hablamos fueran escritas en momentos muy particulares: Un mundo feliz (1932), creada en el periodo de entreguerras y muy próxima a la Crisis del 29 que convulsionó a los Estados Unidos; 1984 (1949) y Farenheit 451 (1953), escritas después de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la guerra fría (Orwell incluso llegó a participar como combatiente en la Guerra Civil española); y V de Vendetta (1982-1988), publicada en pleno periodo de la llamada «segunda guerra fría» y como respuesta al gobierno de Margaret Tatcher. Por tanto, ¿qué mundo podían mostrarnos sus autores? Desde luego, no mundos utópicos como el creado por Tomás Moro.

Veamos, sin embargo, qué tienen en común estas cuatro novelas. A nuestro modo de ver destacan tres aspectos comunes: la visión pesimista del mundo, por los motivos ya comentados anteriormente; el compromiso político y social de los autores; y el tiempo. Y esto nos lleva a una pregunta que creemos muy procedente: ¿por qué estos libros continúan siendo actuales y nos impactan como lo hicieron a sus generaciones coetáneas? Posiblemente porque no solo importa el tiempo que muestran y el presente desde el que son leídos, sino también el tiempo que perviven y las inquietudes que mueven al ser humano.

Los griegos distinguían tres «tiempos»: un tiempo en el que se nace y se muere, continuo, que contiene presente, pasado y futuro, el tiempo de los relojes, el de la duración de una película, y que estaba representado por el Dios Kronos; otro tiempo que es oportunista, el instante único y que no volverá a repetirse, ese momento en el que estalló la Segunda Guerra Mundial, un tiempo representado por Kairós, pero que es escurridizo, porque, ¿cuándo se produjo la caída del Imperio romano de occidente, en el año 476 cuando el rey Odoacro destituyó al emperador o Rómulo Augústulo, o en el 395 cuando comenzó el deterioro definitivo del Imperio? Es un tiempo ligado a convenciones; y el tercero era eterno, representado por Aión, niño y viejo a la vez, el del eterno retorno que nos hablaba Nietzsche, el de las estaciones, porque en invierno todo se marchita pero retorna a la vida en primavera.

Estas tres temporalidades griegas, si destacan en algún tipo de libros por encima de otros, es en las distopías, porque el tiempo cobra gran importancia, no solo en la trama, sino en el conjunto de lo que representan: su fecha de publicación está establecida por Kronos, 1932 o 1953; el tiempo en el que fueron escritos, porque, ¿cuándo se escribieron estos libros: es el tiempo que pasaron sus autores escribiéndolos en folios, o el germen nació en el estallido de la Primera Guerra Mundial, o en el inicio de la guerra fría? Este es el espacio que pertenece a Kairós y que debemos convenir y convenimos. Pero si uno de los tres tiempos cobra importancia por encima de los otros dos es el del dios menor Aión.

Estos libros muestran un mundo futuro. Un mundo que al lector que los leyó desde el tiempo presente en el que fueron publicados le conectarán con el libro simplemente por su proximidad socio-cultural, pero, ¿qué sucede con los lectores que hemos leído estos libros desde ese mundo futuro o posterior que narran los libros? Pues que también conectamos con ellos por culpa de ese dios, Aión, porque aunque fueron escritos en unas condiciones determinadas (Kairós), y nos hablan de un tiempo futuro (Kronos), las preocupaciones de ese animal social racional son las mismas, son eternas en el ser humano, envejecen o rejuvenecen, pero no mueren. Una de estas preocupaciones es la de estos libros: podemos cambiar los espacios y nuestras formas de vida, pero siempre nos inquietará lo desconocido, nuestro futuro.

Pero no solo por estos motivos son estos libros tan actuales, porque también las grandes obras de arte o las novelas clásicas lo son, porque el dios Aión así quiere y los hace eternos. Las distopías, estos libros que muestran mundos futuros poco deseables, quizás son tan actuales no solo por ser clásicos de la literatura, sino también porque el mundo que nos muestran es cada vez más presente.

 

Título: Un mundo feliz
Autor: Aldous Huxley
Editorial: DeBolsillo
Páginas: 256
Precio: 9,95 eur (rústica)

 

 

Título: 1984
Autor: George Orwell
Editorial: DeBolsillo / Herder
Páginas: 352 / 200
Precio: 7,55 eur (rústica) / 10,50 eur (rústica)

 

 

Título: Farenheit 451
Autor: Ray Bradbury
Editorial: DeBolsillo
Páginas: 192
Precio: 7,55 eur (rústica)

 

 

Título: V de Vendetta
Autor: Alan Moore y David Lloyd
Editorial: ECC
Páginas: 288
Precio: 16,95 eur (rústica)

 

 

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