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Searching for Sugar Man pero en libro Searching for Sugar Man pero en libro
El otro día, viendo Searching for Sugar Man, el documental de no ficción que se llevó el Oscar a la mejor película documental en 2013,... Searching for Sugar Man pero en libro

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El otro día, viendo Searching for Sugar Man, el documental de no ficción que se llevó el Oscar a la mejor película documental en 2013, me pregunté si algo parecido podría ocurrir con un libro. Para aquellos que no hayan visto el documental, os pongo en antecedentes: un músico con mucho talento, graba un par de discos en Detroit (EE.UU.) y, pese a las grandes esperanzas que tenían sus productores, no triunfa. Es más, pasa tan desapercibido que se cree que vendió seis discos en total. Hasta aquí, una pena, pero vamos, lo de siempre. El músico vuelve a su trabajo (demolición de casas y así pasan, no sé veinte años). Un día, una de sus hijas ve la cara de su padre retratada en un cartón de leche preguntando si alguien ha visto a este hombre y un teléfono al que llamar. Una semana después, el músico está en Sudáfrica dando seis conciertos seguidos con todas las localidades vendidas con un aforo para miles de personas. Resulta que sus dos discos hicieron furor en Sudáfrica en los años 70, en pleno Apartheid, y unos señores muy majos, abducidos por su música que los hacía libres y reivindicativos, no dejaron nunca de buscarlo.

Nadie sabe cómo llegaron sus discos a Sudáfrica, porque la productora de música no fue. Pero el músico llegó a ser disco de oro. Y en Detroit nadie lo conocía. Y varios años después, hacen un documental sobre su caso y gana el Oscar.

Volviendo a mi pregunta inicial, ¿podría esto suceder con un libro? Que edites un libro, que alguien lo lleve a Camboya, y que en una ciudad de allí prenda la chispa y alucinen con tu escritura.

Probablemente no. Primero, estaría la barrera del idioma, algo que en la música no es un determinante tan grande como en la escritura. Después, la viralidad de una canción es mucho mayor que la de una novela. Y apreciar el valor de un libro suele llevar más tiempo que apreciar un buen disco.

Pero tampoco seamos negativos y dejemos llevarnos por la emoción. Ahora con los ebooks un libro (se supone) puede llegar más lejos, y si las cosas estuviesen bien hechas, no necesitarían distribución: con compartir el archivo sería suficiente. Así que, sí, por qué no nuestra novela publicada no va a hacer las delicias de un pueblo filipino (donde aún hablen español y justo tengas todos sus habitantes un ebook), por qué no alguien nos está buscando para saber más sobre ese autor desconocido que le llegó al corazón.

Lo que Searching for Sugar Man cuenta, además de una historia muy emotiva, es que nunca se sabe; si hacemos un buen trabajo, atractivo tanto por fuera como por dentro, las nuevas tecnologías juegan ahora a nuestro favor y están cambiando las reglas de las editoriales. Una edición cuidada, una gramática impecable, una puntuación adecuada serán los acompañantes perfectos de tu estilo y los acordes certeros para que el gran argumento que quieres narrar se convierta en música celestial. Cuantas más personas hayan oído sobre ti, cuanta más visibilidad tengas, estarás más cerca de conseguir tu propio pueblo de filipinos adeptos.

Y si alguno todavía lo duda, que vaya a Spotify y busque Sugar Man. A ver cómo explica que este músico, que podría haber sido más grande incluso que Bob Dylan (según dicen en el propio documental), pase desapercibido y a la vez triunfe en un lejano lugar sin saberlo.

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